30 julio 2005

El discreto encanto de Cienfuegos.


Con poco más de 100.000 habitantes y una organización en cuadrícula, siempre mirando a la bahía, Cienfuegos es un lugar sin duda apacible y acogedor. Su fundación y desarrollo ocurridos durante el siglo XIX, hacen que su interesante arquitectura colonial presente un buen estado de conservación. El parque José Martí es merecedor de una visita, asi como el impresionante Paseo del Prado, vial que con mas de 3 kilometros de largo, cruza toda la ciudad hasta llegar a Punta Gorda. En este lugar encontramos algunas de las casas coloniales mas bellas y mejor conservadas de toda Cuba.

La ciudad vive de cara a la Bahía de Cienfuegos, que pese a estar un tanto contaminada a causa de la industria pesada que ocupa parte de la misma, tiene un indudable encanto. La puesta de sol sobre la bahía vista desde alguna de las cafeterias del Malecón es un es un espectaculo espléndido. (Ver fotografía)

Sorprende la intensa vida nocturna de Cienfuegos. Locales como el Patio de Artex, la Casa de la Música o los Jardines de la Uneac - la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba -, todos junto a la bahía, son el centro de la animada noche cienfueguera. Una noche, que cuenta además con una peculiar fauna. Ademas de los cubanos y turistas, y una nutrida presencia de gays y travestis, encontramos una importante colonia de estudiantes lationamericanos. Cienfuegos acoge un programa educativo internacional, y es aquí donde se forman médicos de toda America Latina y el Caribe. Incluso de lugares como Canada o también españoles.

Anoche, la casualidad y la amabilidad de Juan Carlos, un estudiante chileno, hizo que me integrara en un grupo de estudiantes de este programa. Andaban celebrando su graduación. Compartí una larga noche de ron y baile con chicos y chicas de Argentina, Chile, Colombia, Canada, Guayana y Santo Domingo, además de algun que otro cubano amigo de ellos. Una noche divertida y culturalmente enriquecedora - la gente conversa mucho frente a una botella de ron - , que se prolongó hasta el amanecer, hora en que me retiré a la casa de Lucy.