El centro histórico de Santiago de Cuba
Santiago de Cuba es la segunda ciudad del país en cuanto a tamaño y en cuanto a importancia. Con cerca de medio millón de habitantes es, sin embargo una ciudad mucho menos ajetreada que La Habana. El problema del transporte se hace sentir en Santiago. Por ello en las calles se ven menos automóviles, muchas motos y sin embargo pocas bicicletas ya que las empinadas calles santiagueras no son adecuadas para ellas.
Ayer dediqué la mañana a visitar el centro histórico de la ciudad. Pese a que Santiago ocupa una gran extensión, la mayor parte de los lugares de interés histórico se encuentran en una zona muy pequeña y apta para un paseo a pie.
Comencé el paseo por el Parque Céspedes, presidido por la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, el ayuntamiento de estilo colonial y la casa de Diego Velázquez, primer gobernador de Cuba, ahora convertida en un interesante museo.
Si avanzamos hacia el este tomando la calle Heredia, estaremos paseando por la calle donde se concentra la intensa actividad musical de Santiago de Cuba. Uno de los primeros edificios que encontraremos, será la Casa de La Trova, cuna del son cubano. En este lugar a mediodía y por la noche, se pueden ver los mejores intérpretes santiagueros de música tradicional cubana. Entre ellos, el trompetista Inaudi Paisán es uno de los habituales.
Dejé la calle Heredia a la altura de la Plaza de los Dolores. Una agradable plaza con mucha vegetación y sombra, que siempre está repleta de músicos ambulantes, turistas y jineteros a la caza del peso convertible. Si tenemos cierta habilidad para cortar a los jineteros que insistentemente nos reclamarán su atención - "Eh, España." "du yu uant cohiba" "de donde es usted?"- seremos capaces de disfrutar del lugar. Hace falta cierta habilidad.
Desde la Plaza de los Dolores, vale la pena visitar la animada calle Aguilera. En el número 563, apartamento 2, mi buen amigo Santiago y su mujer Carmen, alquilan a lus turistas una agradable habitación. Allí me alojo desde hoy. Tras el paseo por Aguilera, desembocaremos en la Plaza de Marte, una gran plaza en la que casi siempre podremos ver espontáneas manifestaciones artísticas - baile, música, cantos -. Es un buen lugar para retomar el aliento comprando un helado por 1 peso cubano en la plaza, antes de seguir en dirección al reparto Sueños - una de las más animadas zonas durante el carnaval -, para encontrarnos con el complejo del Cuartel Moncada. El 26 de julio de 1953, a las 5 de la madrugada, un jovencísimo Fidel Castro al frente de un centenar de guerrilleros, protagonizó un intento de asalto a este enclave militar. El intento de asalto fracasó y Fidel fue enviado al Presidio Modelo de la Isla de la Juventud, pero sigue recordándose hoy como la fecha en que oficialmente comenzó la revolusión cubana.
Tras una mañana dedicada a revisitar los lugares de interés histórico de la ciudad, la tarde tuvo un cariz radicalmente distinto. Santiago, su amigo Richard y el cuñado de éste, salimos a tomar. Comenzamos a primera hora de la tarde con unas cervezas en la Casa de la Trova y acabamos de madrugada en la terraza del Hotel Las Américas donde por cierto, en plena efervescencia cervecera, aparece Pepe, un tipo de mi ciudad. Pequeño es el mundo.
No recuerdo haber bebido nunca tantas cervezas en un solo día. Bueno sí... fue el año pasado durante los Carnavales de Santiago de Cuba, y por cierto acompañado de la misma gente.
Ayer dediqué la mañana a visitar el centro histórico de la ciudad. Pese a que Santiago ocupa una gran extensión, la mayor parte de los lugares de interés histórico se encuentran en una zona muy pequeña y apta para un paseo a pie.
Comencé el paseo por el Parque Céspedes, presidido por la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, el ayuntamiento de estilo colonial y la casa de Diego Velázquez, primer gobernador de Cuba, ahora convertida en un interesante museo.
Si avanzamos hacia el este tomando la calle Heredia, estaremos paseando por la calle donde se concentra la intensa actividad musical de Santiago de Cuba. Uno de los primeros edificios que encontraremos, será la Casa de La Trova, cuna del son cubano. En este lugar a mediodía y por la noche, se pueden ver los mejores intérpretes santiagueros de música tradicional cubana. Entre ellos, el trompetista Inaudi Paisán es uno de los habituales.
Dejé la calle Heredia a la altura de la Plaza de los Dolores. Una agradable plaza con mucha vegetación y sombra, que siempre está repleta de músicos ambulantes, turistas y jineteros a la caza del peso convertible. Si tenemos cierta habilidad para cortar a los jineteros que insistentemente nos reclamarán su atención - "Eh, España." "du yu uant cohiba" "de donde es usted?"- seremos capaces de disfrutar del lugar. Hace falta cierta habilidad.
Desde la Plaza de los Dolores, vale la pena visitar la animada calle Aguilera. En el número 563, apartamento 2, mi buen amigo Santiago y su mujer Carmen, alquilan a lus turistas una agradable habitación. Allí me alojo desde hoy. Tras el paseo por Aguilera, desembocaremos en la Plaza de Marte, una gran plaza en la que casi siempre podremos ver espontáneas manifestaciones artísticas - baile, música, cantos -. Es un buen lugar para retomar el aliento comprando un helado por 1 peso cubano en la plaza, antes de seguir en dirección al reparto Sueños - una de las más animadas zonas durante el carnaval -, para encontrarnos con el complejo del Cuartel Moncada. El 26 de julio de 1953, a las 5 de la madrugada, un jovencísimo Fidel Castro al frente de un centenar de guerrilleros, protagonizó un intento de asalto a este enclave militar. El intento de asalto fracasó y Fidel fue enviado al Presidio Modelo de la Isla de la Juventud, pero sigue recordándose hoy como la fecha en que oficialmente comenzó la revolusión cubana.
Tras una mañana dedicada a revisitar los lugares de interés histórico de la ciudad, la tarde tuvo un cariz radicalmente distinto. Santiago, su amigo Richard y el cuñado de éste, salimos a tomar. Comenzamos a primera hora de la tarde con unas cervezas en la Casa de la Trova y acabamos de madrugada en la terraza del Hotel Las Américas donde por cierto, en plena efervescencia cervecera, aparece Pepe, un tipo de mi ciudad. Pequeño es el mundo.
No recuerdo haber bebido nunca tantas cervezas en un solo día. Bueno sí... fue el año pasado durante los Carnavales de Santiago de Cuba, y por cierto acompañado de la misma gente.
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