02 agosto 2005

La impersonal noche de Trinidad.

La noche de Trinidad me decepcionó profundamente. Tras recorrer desde la puesta de sol y hasta la madrugada distintos locales, cafeterías y zonas céntricas, descubrí que la noche de Trinidad esta diseñada a medida de los turistas.

Un buen ejemplo es la Casa de la Música. En las impresionantes escaleras junto a la Iglesia, en la Plaza Mayor, se sitúa este "local" que consta de un restaurante, dos terrazas con mesas, un escenario para conciertos con los mismos escalones como asientos, y una discoteca que abre en la medianoche. Todo con camareros uniformados y servicio en divisa.

Cuando llegué al lugar, me quedé muy sorprendido. Normalmente las casas de la música que existen en las capitales cubanas, son locales sencillos donde los cubanos acuden a ver actuaciones musicales. En Trinidad no. La gran mayoría del público eran turistas de todas nacionalidades. Y el pequeño porcentaje de cubanos/as eran acompañantes de extranjeros/as. Especialmente abundante era el tipo de pareja formada por mujer de treinta y muchos o más, de origen europeo, y de cubano negro como el tizón y de cuerpo atlético.

¿Por qué no hay cubanos en la Casa de la Música de Trinidad? 1. Porque los precios son prohibitivos y 2. Porque una barrera de policias les impide el acceso. Hay que aclarar que las leyes cubanas creadas presuntamente para acabar con la prostitución, son absolutamente estúpidas y hacen posible que si uno camina con un cubano por una ciudad turística como es Trinidad - aunque sea amigo de uno desde hace años y de honradez demostrada -, lo mas probable es que el cubano acabe detenido por la policía acusado de jineterismo. A ver que cubano se acerca por la Casa de la Música arriesgándose a tener un serio problema con la ley.

Para acabar de decepcionar, las actuaciones de la Casa de la Música eran puro show para turistas. Una mediocre orquesta cantaba letras tan surrealistas como "me gusta el vino bianco frizzante", mientras la numerosa colonia italiana daba palmas extasiada. Deprimente.

De los varios locales que visite anoche, la mayoria casi vacíos, solo se salvó de la quema el Palenque de los Congos Reales, muy próximo a la Casa de la Música, donde en un acogedor patio se puede disfrutar sentado y previo pago de 1 CUC en la puerta, de actuaciones musicales de todo tipo. Público exclusivamente extranjero, como no. De las cuatro actuaciones que ví - duran una media hora cada una -, me sorprendió gratamente la de un grupo de son de Trinidad, llamados ACHE SON. Desgraciadamente no pude comprar uno de los CDs que vendían ya que un español bastante estúpido, sacó un grueso fajo de billetes y dijo que los compraba todos. Los cd eran copias caseras, por lo que no tenia demasiado sentido la ostentación. Mejor quedarse con un par de cds y regalarles el resto del dinero. Estúpidos hay en todas partes.

Tras varias horas en el centro histórico y encontrandome siempre la misma escena - extranjeros en los locales y algun cubano mendigando una moneda en los alrededores - decidí salir de la zona, para no volver nunca. Estuve un buen rato callejeando por las principales plazas y calles de la ciudad - fuera del centro histórico - esperando encontrar en algun lugar el equivalente al Malecón de Cienfuegos, un lugar donde un grupo de cubanos se reuniera para tomar unos tragos. Nada.

Sin duda el hecho de que anoche fuera lunes, contribuyó en buena manera a alimentar mi percepción de falta de personalidad esta, ya que muchos cubanos, pese a estar en periodo de vacaciones también en Cuba, no salen a la calle durante la semana. Pero aun así, dudo que encuentre una noche tan impersonal en toda Cuba.

Mi último pensamiento antes de dormir en mi habitación de la casa de Miriam fue dejar Trinidad lo antes posible.